Era el cumpleaños de mi hijo Daniel y quería algo diferente y además que fuera sorpresa para él.
Después de tanto pensar en cómo hacer la torta decidí hacerla personalizada, qué mejor que hacerle a él un viernes por la tarde jugando con su Xbox y con su comida favorita.
Su cara era un poema el día de la fiesta cuando vio la torta jajajaja...
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